La intervención social con personas migrantes y refugiadas se articula a través de profesionales como trabajador/a social, educador/a social, integrador/a social, mediador/a intercultural o técnico/a de proyectos en el ámbito público y del tercer sector. Su labor se centra en acompañar a personas y familias en los procesos de acogida e integración, facilitar el acceso a derechos y recursos básicos, elaborar planes de intervención individualizados, coordinarse con administraciones y entidades sociales, y promover la inclusión social y comunitaria, abordando barreras administrativas, sociales y culturales desde una práctica ética, intercultural y centrada en la persona.

La eficacia de esta intervención social reside en su capacidad para transformar los procesos migratorios en oportunidades de inclusión, fortaleciendo la autonomía personal, la convivencia intercultural y la cohesión social.