La figura del/de la trabajador/a social penitenciario/a desempeña un papel clave en el acompañamiento social de las personas privadas de libertad y en la ejecución de las penas desde una perspectiva socioeducativa y de derechos. Sus funciones se centran en valorar la situación social de las personas internas, planificar y desarrollar intervenciones individualizadas, elaborar informes técnicos, coordinarse con los equipos multidisciplinares del centro y con recursos comunitarios externos, intervenir en procesos de libertad condicional y medidas alternativas, y facilitar el acceso a recursos de vivienda, empleo, formación, salud y apoyo social, favoreciendo itinerarios realistas de incorporación social.