El fin de la mediación familiar es prevenir, minimizar o resolver los conflictos que se desarrollan en el entorno de la familia, como pueden ser los problemas de relación entre sus miembros, especialmente entre padres e hijos adolescentes, las desavenencias derivadas de la ruptura, la separación o el divorcio de la pareja, las dificultades originadas por el cuidado de familiares mayores o con discapacidad, los desacuerdos por herencia o empresa familiar u otros conflictos familiares.